miércoles, 18 de julio de 2012

DE TEXTOS


Qué pueblito con tremendo circote.

¿Cuántas veces ha escuchado estas dos palabras juntas en una oración? (pueblo y circo) Toda la vida y claro, si fue acuñada en el siglo I por el poeta griego Juvenal.
Pero sobre todo, ¿por qué la escuchó?, seguramente porque usted estaba en una postura de desacuerdo, ¿Será que siempre hemos vivido en un pueblito invadido por un circote?

Autores y críticos reconocidos como Vargas Llosa o Furio Colombo, dan cuenta de la manera en que la sociedad, desde siempre ha  sido sometida a los designios de la alta cultura, la cúpula sociopolítica y por supuesto el espectáculo, convirtiendo al individuo en un analfabeta visivo.

Mientras más veo menos entiendo y de eso se trata. Cuando la mayor fuente de información, educación y entretenimiento apunta hacia un solo lugar, ¿cómo evitar ser capturados por la “televisión testimonio”?

Y se convierte en la cotidianeidad de todos nosotros, a través de la “televisión testimonio” nos dimos cuenta del triunfo del candidato tricolor, o por lo menos eso es lo que el espectáculo del momento nos hizo creer. Tiempo atrás fuimos testigos de cómo un país del primer mundo fue devastado por un maremoto o el triunfo de una de las selecciones de futbol que mantiene las esperanzas (de no se qué) en nuestro pueblito, ¿existe alguna diferencia televisiva entre estos acontecimientos? Los tres fueron expuestos ante la sociedad como eventos reales y legítimos en la carpa del circote.

¿Entretuvieron a la sociedad?, definitivamente y más a la nuestra, tan acostumbrada a la exposición sin recato a su majestad “la pantalla” y su reforzamiento en la red.

Aquella trilogía de instalaciones para entretener al pueblo romano: el circo, el teatro y el anfiteatro, convertidos ahora en la señal televisiva y el internet que dan fe de los acontecimientos que parecen reales y que la sociedad legitima a través de su lectura visual, hacen que “el circo” permee con mayor facilidad su ideología y su tónica para mantener el orden del “pueblito”.

Y a todo esto, ¿qué hace el pueblito? ¿Acepta, se revela, se inconforma o guarda silencio?
El pueblito siempre ha estado ahí, esperando a que alguien levante la mano y hable, por lo menos hasta que otro habitante crea que, el que levantó la voz está mal y lo desacredite.
En su pueblito, que es mi pueblito, ¿lo han dejado elegir con libertad lo que quiere?, bueno estamos en un país democrático y libre, donde no es necesario engañar ni utilizar a “la pantalla” para tranquilizar los ánimos y mucho menos repartir dádivas de cualquier índole para mitigar las carencias cotidianas.

Esa conciencia colectiva acuñada a través de los años y que el maestro Fuentes plasma con tanta claridad en “La región más transparente” ha hecho que el “pueblito” se mantenga quieto, aun con su diferencia de clases y que los dueños del “circote” puedan ejercer el control sobre todo lo que está dentro de la sociedad.

Que “cirquito” con tremendo “pueblote”, sería la manera correcta de ordenar la frase.
La sociedad preparada y lista para tomar las riendas de su destino, libre de manipulaciones mediáticas, con instituciones sanas y educación de calidad, con impulso y apoyo de todos los habitantes del futuro “pueblote”, remánguese la camisa, ajústese el cinturón, camine para adelante y verá que solo usted y todos nosotros podemos lograr que el circo, sino se va, por lo menos no sea de tan mala calidad.













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