miércoles, 31 de agosto de 2011

De Textos

La continuación de aquella historia

Pepe fue uno de los que leyeron la historia de Emilia y Leonardo, sin mayores reflexiones ni nada que compartir de la narrativa, se dispuso salir a trabajar.
Ya en la calle, dentro de su taxi, se percato que sin querer o tal vez con querer, observaba cierta marca de auto con cierta terminación de placa. ¿A caso estaba preocupado porque alguien lo siguiera?
En un descanso que se dio para desayunar, aprovecho para entrar a su cuenta de correo y revisar si su mensaje tenía respuesta. No la hubo, salió del lugar, abordó su taxi, subió a un pasajero que lo llevó al centro de la cuidad, no dejaba de pensar en el porqué de la no respuesta.
Siguió buscando la placa con terminación 28 pero no la encontró, por la tarde revisó su correo y no encontró su esperada respuesta, quiso relajarse pero no lo logro.
Sin programarlo, se volvió a encontrar con la historia de Emilia y Leonardo, no entendió la coincidencia, de hecho no creía en coincidencias, tenía bastante dolor en el corazón por no encontrar su placa 28 ni su respuesta en la red. Aunque si, si había coincidencias entre lo que le pasaba y la historia que leyó, se trataba de asuntos del corazón y lo que Pepe tenía era un asunto del corazón que no lo dejo tranquilo todo el día.

Cuando esperas de alguien que te de una señal de amor.

domingo, 28 de agosto de 2011

De imágenes

Además de la creatividad reflejada a través de los textos, también podemos hacer que nuestro entorno comparta las imágenes en movimiento

De textos

Es importante el compartir la creatividad a través de las ideas plasmadas en historias, cuentos, relatos y demás formas que aunque parecen extrañas, nos gusta leer.

Historias cotidianas para aburrirse más.
Aquí una entrega.

De pronto se vieron en medio de un conflicto que les había resultado difícil, como todos los problemas a todas las pareja.
Eran casi dos años de altas y bajas en una relación, que en su momento fue estable y solida.
Emilia lo amaba, decía ella que como a nadie había amado, Leonardo estaba seguro de su amor, sin embargo no podía hacerle ver lo mucho que la quería.
El pequeño ya no lo era tanto y estaba siendo descuidado por ambos.
Se alejaron, se acercaron, se alejaron de nueva cuenta, intentaron con cambios de ciudad, con espacios más distantes y con kilómetros de por medio.
Un día Leonardo se dio cuenta de algo, la amaba pero casi siempre le hacia pasar malos ratos, le juraba amor pero no lo demostraba, Emilia paciente esperaba a que las crisis de su hombre se disiparan por el simple hecho de que lo amaba, no era el departamento, no era el pequeño que estaba creciendo, no era el estilo de vida, era amor, química, el agradable olor de su piel y los gestos bien estudiados que tenía de él.
Emilia regreso, lo espero de día, lo espero a la hora de la comida, lo espero con lluvia y al amanecer, nadie ni el mismo Leonardo comprendían lo que Emilia hacia o por qué lo hacia, hasta que por fin él se dio cuenta de que el amor no se acaba, tal vez se transforma y con suerte crece y se fortalece.
Ahora, todos los que leemos estas líneas esperamos que Leonardo haga feliz a Emilia como en los viejos tiempos cuando su creatividad la hacia llegar al cielo.

Una breve narrativa para guardar en el corazón.